MORA es cantante, pianista y compositora. Desde 2017 se presenta en vivo con Mora Garcia Medici grupo con quien ha realizado su primer trabajo discográfico “Chispa”. En 2019 cambia de nombre artístico y pasa a llamarse MORA y comienza a realizar en conjunto con sus canciones, trabajos audiovisuales de las mismas.

El 2021 la encuentra presentando su disco “Desdoblar el bosque” que está dividido en parte uno y parte dos.

Desdoblar el bosque reúne piezas musicales y audiovisuales que abordan el desdoblamiento, la dualidad, la existencia de dos o más caracteres distintos en una misma persona y el derecho a duplicarse.

¿Qué hay después bosque?, ¿Qué dicen los sueños?, ¿Porque nos quedamos viendo lo que nos dijeron que alcanzamos a ver?

MORA es Mora García Medici, que presenta Desdoblar el bosque, una obra conceptual en la que firma gran parte de la música y letra. Se trata de un disco fuera de lo común: la artista se interna en un bosque inexplorado y entrega algo que podría definirse como canción electrónica o pop experimental, aunque está claro que esas etiquetas son insuficientes e innecesarias. Un álbum jugado y sorprendente.

Conocimos a MORA gracias a Chispa, el álbum firmado por Mora García Medici Grupo en 2017. Mucho de lo que se escucha ahora podía intuirse entonces, pero realmente la evolución en estos pocos años fue enorme, y si cuatro años atrás se podía hablar de un sonido que tenía que ver con el jazz, con toques de folklore y de canción urbana, ahora claramente es mucho más difícil de encasillar.

Son tantos los cambios desde aquel álbum a este, que se justifica plenamente el cambio de nombre de la artista. Lo que antes, aún con algunos de estos mismos músicos, tenía referencias claras del jazz, del flamenco o del folklore, ahora es un territorio inexplorado: un bosque frondoso sin mapa ni brújulas. Ni siquiera el hecho de que una canción esté firmada por Atahualpa Yupanqui, como es el caso de El niño duerme sonriendo (track 8), aleja la extrañeza que produce la música de MORA.

La palabra gobierna las diez canciones del disco. En algunos casos, como por ejemplo en la bellísima Tierra mojada (2), la voz de la cantante queda por momentos solamente acompañada por una batería electrónica. En todo caso, aún en los temas en los que hay cuerdas y teclados (ver Como arena hacia el mar, 9) la voz está siempre adelante en la mezcla.  

MORA no solo desdobló el bosque: también desdobló el disco, que está dividido conceptualmente en dos partes, llamadas Parte uno y Parte dos. Es importante escucharlo con esa clave. El librillo con las letras está dividido, como guía para esa lectura o escucha. También el arte del álbum es bifaz: hay dos portadas, una de cada lado.

Con un tratamiento del audio y un diseño gráfico lujoso, duración de vinilo (menos de 33 minutos) y un concepto poderoso como pocas veces se ve, este disco mira hacia el futuro.

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